“Lo que aquí hacemos es coctelería ancestral” nos cuenta la reconocida bartender Michelle Lacoste – la misma tras los inicios de María Callas y otras barras que han dado que hablar este último tiempo -, creadora del concepto tras el nuevo bar Chharqu, instalado en el segundo piso del restaurant Peumayen. Y claro, la propuesta no puede estar más a tono con el lugar, más aún cuando tras su larga barra con cubierta de alerce hay un trabajo de meses de investigación y búsqueda de productos nativos a lo largo y ancho de Chile. Preparaciones inspiradas en culturas como la Quechua, Mapuche, Diaguita, Rapa Nui o Chona se dejan ver y beber, y ahí está por ejemplo el Waraqu ($ 8.900), nombre que significa “cactus” en Aymara y que combina tequila, cactus paleta, mate, copao y chirimoya, o el Copihue ($ 6.200), algo más dulce pero también más elegante, y que mezcla bourbon, manzana cordial de orejones, syrup de huesillo y mote tostado. Desde los archipiélagos del extremo sur llega la inspiración de Kawesqar ($ 8.900, en la foto que sigue) impresionante cóctel a base de vodka Vilú – destilado chileno elaborado a base de papas chilotas – , zumo de limón, zumo de papa, merkén, sal, pimienta, ajo chilote y Pulmay. Servido junto a un chorito ahumado, lo que parece un plato es un cóctel de muchos matices, jugado y sin precedentes.
¿Clásicos chilenos? No faltan la popular Chupilca ($ 4.900), con vino tinto, harina tostada y chancaca; el Terremoto ($ 5.200), con pipeño, Araucano, syrop de frutos del sur y helado de piña; o la Pantera Rosa ($ 5.200), preparada con vodka, amaretto, frutillas, zumo de piña, crema de coco y leche evaporada. Todos ellos se pueden acompañar de platos especiales para compartir y que mantienen el espíritu del lugar como la Kalapurka ($ 9.900), una preparación que a primera vista parece una chorrillana, pero que en realidad está hecha a base de una sopa de carne de gallina, conejo y cordero, receta típica del norte – de ahí el nombre -, que aquí dejan secar y cuya carne montan junto a yucas y papas fritas, acompañada de huevos pochados y un shot de su mismo caldo. El resultado es un plato enjundioso y contundente, algo que también pasa con las Chochocas ($ 5.500), atómicos y curiosos bocados de cola de buey envueltos en Milcao. Para el momento dulce, imperdibles son el Flan de Chañar y el Mousse de Arrope (cuentan con una degustación de postres por $ 5.900), además de la Cola de Mono de la casa, elaborada con una receta especial de Michelle y que aquí es el final perfecto.
Chharqu Ancestral Drinks
Constitución 134, Providencia.
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Fotografías: WhereLunch