Fuimos a probar la renovada carta de La Mar, una experiencia que se transformó en una gran sinfonía de sabores.
Junto con un amplio y grato ambiente, el servicio es algo que destaca en La Mar. Con el tiempo, uno va aprendiendo a constatar hasta qué punto los garzones están atentos a cada uno de los clientes, y en este caso mis expectativas fueron más que satisfechas, partiendo por detalles como el agua, hasta la llegada de los platos, todo muy bien orquestado.
La llegada de los platos fue un despliegue pirotécnico de sabores, aromas, montajes y colores. Partimos con distintas versiones de platos criollos deconstruidos y llevados a la mesa con elegancia y sofisticación. Preparaciones como el Sunset ($ 13.800, en la foto inferior), tiraditos con pesca del día – con leche de tigre al ají amarillo, chalaquita picante, puré de camote glaseado y virutas de plátano -, frescos y de un increíble sabor, son una muestra de la gran cocina del chef Carlos Labrín, cuyo trabajo – o mejor dicho misión de vida -, es lograr que los pescados y mariscos de las costas chilenas, transporten la frescura, la alegría y el sazón del Perú, algo que logra de forma perfecta.
La leche de tigre toma el protagonismo de varios platos, de ellos probamos el Tricolor ($ 14.800, también con la pesca del día), con leche de tigre blanca, ají amarillo y rocoto, siendo delicioso el poder degustar tanto sabor y picor en buen balance; o cebiches como el Súper Leche de Tigre ($ 11.800), un copón con mariscos, chicharrones de pescado, calamar y pinzas de jaiba – todo esto con una leche de tigre de piure -, una preparación que para quienes amamos los productos del mar, es una fuente de adicción.
Ya en los fondos, destacaron platos como El Congrio ($ 15.800, en la foto inferior), donde el filete de este pescado llega con pastelera de choclo al tartufo, salsa de achiote, yucas negras y ensaladilla de lentejas fritas. Puro sabor y armonía. Y es que si hay algo que resalta en cada una de las preparaciones, son los productos frescos y esa consecuencia en el sabor, lo que se agradece, y se paga. Siguiendo con los fondos, otro que impresiona es el Seco de Mariscos ($ 15.800) – arroz, porotos y mariscos en salsa de seco – y la Pasta Lujosa ($ 15.800), la cual se conforma en base a linguini con lo mejor del mar al ajo rocoto y “un toque secreto”, una delicia que se debe cucharear y comer directo del plato, como se hace en casa, toda una experiencia.
Los vinos no fueron la excepción. A estas alturas – emocionado de ver como cada plato trasmite una nota singular -, no hay que dejar de mencionar que en cada momento fuimos maridando los platos con interesantes vinos chilenos, como el exquisito Chardonnay Los Patricios de Pandolfi Price, tremendo exponente del valle de Itata. Otro que no pude dejar de probar fue el Pisco Sour de la casa, muy bien logrado, sabroso y equilibrado, así como también una rica Chica Morada, un clásico que es casi una obligación acompañar en la cocina peruana, hecha de maíz morado, aquí todo un acierto.
Para finalizar esta deliciosa experiencia, llegan los postres, los cuales nos vuelven a cautivar, pues para muchos chilenos es bien conocido el Picarón ($ 5.800), en este caso, fritos de buena forma, sin residuos grasos, un gusto que me hizo recordar a mi abuelita. Ya por el lado de los sabores nuevos, el Chibolito ($ 5.800) – es como le dicen a los “cabros chicos” en el Perú – es derechamente porn food, con frutillas maceradas, crunch de quínoa, hierba buena, espuma de manjar, helado de leche condensada y algodón de azúcar, cuyo toque final es para enamorarse – y no convidarle a nadie -, y comer hasta la última cucharada.
La Mar Santiago.
Nueva Costanera 4076, Vitacura.
Teléfono 222067839.