
Escondido al interior de una cafetería, este speakeasy planta su bandera en un barrio alejado de los clásicos circuitos de bares de Santiago y lo hace con una puesta en escena de alto vuelo y una singular carta de coctelería.
Abierto hace 6 meses en Avenida Larraín, a pasos del Metro Plaza Egaña, Enigma es el nuevo bar escondido tras las paredes de una colorida cafetería y al cual solo se accede luego de resolver un entretenido acertijo matemático. Una vez dentro, el contraste con esa fachada es brutal. Aires industriales, mucho ladrillo a la vista y aplicaciones en metal le otorgan un aspecto como sacado de una serie steampunk – estilo de diseño que toma la tecnología contemporánea y la ubica en el pasado -, a lo que se suman ciertos elementos que le otorgan una cálida atmósfera victoriana.

Con una barra bien dotada y un equipo bien entrenado, este speakeasy está dirigido por Pablo Prufer, reconocido bartender que el 2021 ganó la competencia World Class Chile y cuya trayectoria incluye, entre otros bares, los inicios de Chipe Libre, Lorenza y Mia Bar. Usando técnicas de vanguardia, Prufer desarrolla aquí una coctelería de autor lúdica y con perfiles más o menos dulces, pero cuya fórmula está varios peldaños más arriba de otras propuestas de la capital.

Una mezcla de Johnny Walker Black Label infusionado en eucaliptus, infusión de poleo, almíbar de palo santo y ácido de manzana verde da forma a Aokigahara, El Bosque Maldito ($8.400), coctel largo, refrescante y muy fácil de beber cuyo balance se sostiene entre notas mentoladas, herbáceas y a barrica tostada. Gran antesala para algo goloso y muy frutal como Piedras Redondas de Costa Rica ($8.400), una alegre dupla servida en vasos que parecen tubos de ensayo y que traen una combinación de Gin Tanqueray, Ron Zacapa, almíbar, jugo de mango clarificado y Chartreuse Amarillo.

Técnicas como el fat washing – un método que permite infusionar grasa en cualquier bebida alcohólica – dan origen aquí a cócteles arriesgados y de gran complejidad como el Kennedy ($ 8.300), con Johnny Walker Black Label infusionado en queso Roquefort, base a la que se suma Agua Miel de coco y vino Late Harvest. Presentando en un vaso corto, trae como garnish un billete de papel de azúcar junto a un bombón de chocolate y sal.

Siempre con materias primas de gran calidad, la carta de coctelería de autor cuenta con otras singularidades como El Dorado ($7.900), un cóctel que parte dulce pero que va evolucionando en otros matices, gracias a su notable mezcla de Cognac Hennessy, almíbar de durazno y plátano, ácido acético, solución salina y bitter creole. Otro, El Continente de Mu ($8.300), lo hace con Vodka Belvedere destilado en castañas de cajú, coulis de chirimoya y cúrcuma, jarabe de alcaparras, infusión de pan de masa madre y solución cítrica y tartárica. Y sí, así como suena, varias cosas pasan en este cóctel que juega entre lo dulce, lo ácido y lo especiado.

¿Qué pasa con los clásicos? La carta cuenta con un amplio capitulo que no solo se rinde ante la eternidad de un Negroni, un Manhattan o un Old Fashioned, sino también a otros que son difíciles de encontrar en otros bares de Santiago como el Adonis ($ 6.900), aperitivo a base de Jerez Palo Cortado, Jerez Amontillado, Vermouth Rosso y bitters, o el Jungle Bird ($ 6.900), mezcla de Ron Añejo, jugo de limón, jugo de piña, azúcar y bitters.

Y si bien el centro de atención aquí es la coctelería, la comida no falla con una propuesta enfocada en piqueos de cocina peruana y otros de tinte internacional. Buen ejemplo de ello es la Fabrica de Causa ($ 9.990), plato compuesto por sabroso y fresco trio de causitas que vienen con ceviche cremoso de camarones en salsa de 3 ajíes y pulpo al olivo limón, o los Carriles del Mar a la Tierra ($ 13.990), donde brochetas de lomo, pollo, cebolla blanca, pimiento y zucchinis flambeadas al pisco vienen servidas con papas bravas, champiñones salteados, chimichurri y mayo alioli.
Enigma
Av. Larraín 5941, La Reina.
@barenigmachile