Fue hace 15 años que los enólogos Julio Bouchon y David Nieuwoudt, el primero tras la viña chilena Bouchon y el segundo tras la sudafricana Cederberg, se encontraron por primera vez en una de las tantas ferias de vinos que por entonces frecuentaban alrededor del mundo. Con el tiempo se hicieron amigos, y no paso mucho hasta que por sus cabezas comenzó a dar vuelta la idea de hacer algo juntos teniendo el espacio para experimentar en sus respectivas viñas familiares. Así nacía Longaví, un proyecto estrenado el 2013 y cuyo primer vino fue un Sauvignon Blanc elaborado con uvas del Valle de Leyda. Tras probar con un Pinot Noir y un Syrah sin los resultados esperados, llegaron a un Cabernet Sauvignon del Valle del Maule, cuya singular cosecha 2016 muestra por estos días mucha frescura, una acidez punzante y un carácter que definitivamente se aleja de los estereotipos de la cepa. Hoy, este par de enólogos vuelve a la carga con Glup, una apuesta que a todas luces es lo más jugado de Longaví, con dos vinos de estilos muy distintos pero que comparten el mismo espíritu rebelde. Por un lado, un Chenin Blanc de Marchigue, de marcado perfil tropical que juega con la chirimoya y el melón pero donde también hay espacio para un toque floral, algo cremoso y seco en boca; y por otro, un Cinsault de Itata, fresco y con mucha expresión frutal, rica acidez y notas que bailan entre las guindas y frambuesas. No hay más que descorcharlos y hacer glup!.
A la venta en tiendas La Vinoteca a un valor de $9.000 c/u.