Es gringa, pero está elaborada bajo el estilo de las cervezas belgas de trigo, tradicionalmente llamadas witbier – sobre todo en la parte norte de Bélgica – dado su característico aspecto turbio y pálido, resultado de la aún presencia de levaduras en suspensión. El hecho de que no sea filtrada, le otorga un cuerpo más robusto y un sabor en que el grano se deja sentir, lo que sumado a ingredientes como la cáscara de naranja y semillas de cilantro – y aquí vuelve la fórmula belga – , aportan notas cítricas que recuerdan a la mandarina, además de un sutil toque especiado. Pero había que romper el estilo, por lo que su creador, Keith Villa, tuvo la idea de utilizar naranjas Valencia, aportando un mayor dulzor a la cerveza, a diferencia de otras como la Hoegaarden, que incorporan naranjas amargas, comúnmente de la variedad Curaçao. Así, y junto al aporte del lúpulo, que ayuda intensificar el carácter cítrico, convierten a esta cremosa, ligera y refrescante Blue Moon – que no por nada es la cerveza craft más vendida en EE.UU – , en la nueva amiga de las tardes.
A la venta en los principales supermercados de Santiago.