
Escondido en la azotea de un antiguo y céntrico edificio de Sao Paulo, Cora es un emocionante viaje por una cocina inquieta, fresca y bien ejecutada que sigue lo que el mercado impone.
La experiencia en Cora parte antes de probar un solo bocado. Y es que al llegar a lo que parece una confusa ubicación – ¿nos habremos equivocado de dirección? – , a un costado de una bulliciosa autopista de altura en el centro de Sao Paulo, otorga a nuestros sentidos algo de adrenalina y misterio.
Tras avistar un escueto letrero en la fachada de un viejo edificio plagado de grafitis y restos de viejos afiches pegados a su muro, ya sabes que todo esta bien y que esta emocionante y algo inquietante aventura gastronómica está a punto de comenzar.

Alguien te recibe en la entrada del edificio y te pregunta por la reserva. De ahí, un pequeño ascensor te lleva hasta el piso 6, lo que en realidad es la azotea refaccionada para el restaurante. Al centro, la barra y la cocina a la vista, y en los extremos, una terraza abierta y un salón de sobrio diseño al cual también se le puede abrir el techo.
La carta – nos comentan apenas llegamos – va cambiando continuamente por lo que aquí manda el producto y eso hace que la ofertas de reduzca a poco más de una docena de platillos, varios de ellos en una alegre, sencilla y fresca mistura que conjuga proteínas y variadas frutas, o hierbas, hortalizas y productos lácteos.

Así por ejemplo, te puedes encontrar con frescos trozos de melón compartiendo plato con semillas de granada, queso feta, sésamo y cilantro, o mozzarella fresca, peras, rúcula, poleo y almendras, ingredientes que combinados, logran llevar a tu boca sabores inesperados.

Otros platillos – aquí todo es para compartir a modo de tapeo – buscan conjugar proteínas con diversos ingredientes como es el caso de la pesca del día cruda con castañas de cajú, limón y pimienta, o la terrina de cordero con cuajada de leche y conserva de berenjenas. Otra vez, texturas y sabores que brillan por sus sutilezas y también por sus contrastes, un juego que sorprende y hace de esta cocina algo inusual.

El corazón de pato (en la foto anterior), tremendo, es un bello platillo donde este músculo casi emocional, carnoso y fibroso, viene con puré de coliflor y cebollas asadas. Una cúspide de puntos, cocciones, ahumados, contrapuntos y texturas que hacen de este lugar un referente de la escena gastronómica paulista.

Para beber, la oferta no baja la guardia con una selección de vinos naturales locales, Pet Nat incluidos, además de etiquetas italianas y francesas. A ellos, una propuesta de coctelería de autor que, inspirada en los grandes clásicos, cuenta con preparaciones que combinan, por ejemplo, gin infusionado con tomillo, licor de naranja, vermú bianco, vermú dry y solución salina.
Cora
Rua Amaral Gurgel 344, Piso 6, Sao Paulo.
@cora.sp
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