Ubicado justo en la cima donde llega el ascensor Reina Victoria en pleno Cerro Alegre de Valparaíso – el cual se puede acceder desde calle Elías –, el Hotel Boutique Casa Vander se emplaza como el principal hito arquitectónico del histórico pasaje Dimalow, un paseo peatonal que precisamente lleva el apellido de quien fuese el dueño original de esta casona construida a fines del siglo XIX. Se trata de Santiago Dimalow, un destacado empresario que entre otras obras, llevó la iluminación a la Plaza de la Victoria, y de cuya historia posterior se sabe muy poco. Era la belle epoque porteña. Un pasado, que ahora revive no solo en su restaurada fachada con grandes ventanales, sino también en su piso de laurel vitrificado, su imponente escalera de madera, sus umbrales y hasta en sus molduras. Fue un proceso largo, nada menos que tres años de trabajo, para acondicionar sus espacios, encontrar el mobiliario adecuado y recuperar el espíritu original de la casa. “Queremos que este hotel sea un viaje al pasado, un viaje por la historia y el patrimonio de Cerro Alegre” explica Felipe Araya van der Schraft, su dueño y quien en septiembre de 2014 decidió que este hotel ya estaba listo para recibir a sus primeros pasajeros.
Son 10 habitaciones distribuidas es tres niveles, todas con balcón, aun cuando las suites cuentan con terrazas. La decoración es sobria, los tamaños y equipamiento cambian según la habitación que se elija, pero la recomendación es tomar alguna de las habitaciones del tercer piso, las que tienen una fabulosa vista de la ciudad que se puede apreciar hasta en 180 grados. Un gran tragaluz ilumina las escaleras, lo que un día de sol es como una metáfora, una señal de que esta antigua casa sigue con vida. Y tal como antes, esa vida fluye ahora entre sus espacios, como la sala de lectura, un lugar que invita al relajo, con suave música ambiental de fondo, mobiliario de época y una pared donde se dejó a la vista un trozo de la muralla original de adobe y paja; uno de los tantos vestigios de esta construcción que data de 1890. Sorprende la tranquilidad del lugar, que incluso con todas las habitaciones ocupadas, no hay ruidos más allá del crujido de las viejas escaleras. Son precisamente detalles como ése, lo que hacen de este hotel un lugar romántico – que se traslada en el tiempo -, tal como ocurre en sus baños con viejas tinas con patas.
Se duerme bien en medio de la noche porteña. Y se despierta mejor, cuando se sabe que un rico desayuno, muy al estilo casero, espera en el comedor. Pan hecho en casa, de masa contundente y corteza crujiente, huevos revueltos, café en grano, jugo recién exprimido – hay que probar el de betarragas –, yogurt y tartaletas, son parte del menú, mientras una suave música lounge, hace que el momento del desayuno sea más largo, relajado, y si a eso le sumamos la vista, hace que no te quieras parar de la mesa. A la hora de salir del hotel hay mucho por recorrer, ya que a pasos de ahí hay restaurantes, cafés, galerías de arte, tiendas, y una diversidad de atractivos. Solo hay que sumergirse por las estrechas calles aledañas para descubrir lo que pueden ser verdaderas postales de Cerro Alegre. Se pueden pasar días, sin necesidad de bajar de este colorido barrio. Ya de vuelta al hotel y cuando cae el atardecer, lo mejor es subir a su mirador y contemplar Valparaíso en una impresionante vista de 360 grados. El puerto, distintas plazas e iglesias, construcciones patrimoniales y por supuesto el mar, son solo parte de la vista en la que en un día despejado se puede contemplar hasta las dunas de Concón.
Poco se extraña en este hotel, como lo es la falta de un restaurante. Pero eso ya es parte de lo que se viene. El plan es instalar en el subterráneo un restaurant y museo, compuesto por un bistró, un salón de té, una cava de vinos y hasta una terraza, esta última a un costado del espacio donde actualmente hay un mirador y una plazoleta de juegos que conecta con el ascensor Reina Victoria. ¿El estilo de cocina? Aún no está completamente definido, pero la idea es que sea una gastronomía que se identifique con el lugar y en donde el comensal disfrute de preparaciones sabrosas y sin pretensiones. Pero eso no es todo. También están trabajando para brindar una experiencia personalizada al viajero, un servicio que invite no solo a descubrir la ciudad, sino que incluya por ejemplo, visitas a viñas, rutas gastronómicas, turismo aventura o paseos en lancha por la bahía, todo a gusto del pasajero. Será una Agencia de Turismo, lo que potenciado a la Asociación Disfruta Valparaíso – del cual el hotel es miembro – hará que la experiencia del visitante sea completa. Ya queremos volver cuando esto ocurra.
Hotel Boutique Casa Vander
Paseo Dimalow 135, Ascensor Reina Victoria, Cerro Alegre, Valparaíso.
Reservas al telefono +56 32 3200191 y al mail reservas@hotelcasavander.cl
Más información en hotelcasavander.cl y en booking.com
Fotografías: Hotel Boutique Casa Vander