Nuevamente es el Maule, el que nos trae una mezcla mediterránea, esta vez con dos cepas que con frecuencia se ven mezcladas en vinos producidos en distintos lugares de España, sobre todo en la zona de Rioja. Es ahí y en la región del Priorato, donde también abunda la Garnacha, lo que cobra mucho sentido al saber que la cepa Alicante es también conocida como ¡Garnacha!. Junto al Mourvedre, esta fresca mezcla comparte un pequeño porcentaje de Tempranillo y Syrah, lo que le otorga un cierto carácter rústico – su vinificación artesanal seguramente contribuye a ello -, y notas que van desde los frutos rojos hasta las especias – cardamomo, pimienta – y algo de lavanda. Un tinto intenso, de rica acidez y taninos jóvenes, jugoso y de final persistente. Para beberlo frío, llegue o no el verano.