Con foco en el tapeo y el street food, la propuesta de Caoba Bar muestra platos de sabores jugados y una coctelería sugerente, los cuales se combinan en una experiencia que viaja por distintas latitudes.
Abierto hace 8 meses en Vitacura, Caoba Bar es un lugar cuya ondera puesta en escena está animada con motivos selváticos, luces de neón con mensajes lúdicos y una barra funcional dispuesta tanto al salón interior como a su amplia terraza. Una estética coherente al concepto “salvaje” que sus creadores apuestan por imprimir como el sello del lugar, y donde la música, con un playlist adhoc, también acompaña.
Partamos por la barra. La coctelería de autor es parte del sello del lugar, con preparaciones equilibradas y en sintonía a su propuesta de cocina. Ahí está por ejemplo Kapaq Raymi ($ 8.500), especie de spritz, fresco y de dulzor controlado, hecho a base de gin, St Germain, jugo de pepino, miel de agave, zumo de limón y espumante. Oruba ($ 10.500), también a base de gin, incluye oporto, syrup de kiwi, jugo de apio, zumo de limón y zumo de pomelo, dando como resultado un cóctel sabroso y frutal, con ciertos toques florales.
Hay otros cócteles como el Walüng ($ 7.000, en la foto anterior), mezcla de vodka, extracto de mandarina, zumo de limón, syrup de miel jengibre y romero, muy refrescante y que funciona perfecto como cóctel de transición entre platos, ya que limpia el paladar. Con Oro Rojo ($ 8.500), vuelven los sabores complejos y golosos, en una combinación de pisco, arándanos macerados en Chupilca – ojo con esta joyita nacional -, mix de berries, tintura de bergamota, zumo de pomelo, zumo naranja y zumo de limón. Su final tiene un rico retrogusto a bergamota y algo de amargor aportado por el pomelo.
Al revisar la carta de Caoba Bar, lo primero que uno se imagina es que aquí hay un equipo de cocina inquieto. Gente que ha viajado y que ha traído hasta acá ideas que, más allá de hacer un guiño a diversas cocinas del mundo, se atreve a jugar.
Si, hay harto eclecticismo en la carta. Pero la propuesta funciona, haciéndola llamativa como para que se quiera probar de todo poniendo los platos al centro. Hablamos de formatos entretenidos, con distintas texturas y contrapuntos que juegan en preparaciones donde muchos sabores de mezclan. Buena muestra de ello es el alegre Tiradito Tropicalia ($ 12.100, en la foto anterior), con frescas láminas de atún servidas con una leche de tigre especial, semillas de cilantro, pepino laminado, coco tostado, pistacho, aceite verde y sésamo, conjunto donde los sabores logran integrarse de manera notable.
El Sanguchito de Atún ($ 12.200, en la foto anterior), especie de deconstrucción – o construcción, dependiendo de cómo se mire – del clásico tártaro de atún, viene con esta preparación aliñada con sésamo, semilla de mostaza encurtida, pepino, mango y palta, montada entre capas de crujientes focaccias tostadas con mantequilla, mermelada de maracuyá y maní. La idea es genial, porque además del innovador formato, su sabor dulce juega con el sésamo, la mostaza y el frescor del pepino.
Los baos, esos pancitos de origen asiático y que se cocinan al vapor, tienen aquí versiones de gran tamaño y sabor, como el de congrio frito con lactonesa de jengibre y mayonesa sriracha ($ 12.900, 2 unidades, en la foto anterior). Con un batido suave y un pescado a buen punto, este bao trae además ensalada chilena, salsa acevichada y maní. Otro, más power, viene relleno de porkbelly marinado en manzana verde, ají cacho cabra y jengibre, mayonesa chipotle y pepinos encurtidos ($ 12.900, 2 unidades).
Más street food hay con Hot Wild Lamb ($ 12.900, en la foto anterior), dos gloriosos hot dogs en pan brioche rellenos de cordero macerado en menta y cerveza negra, encurtidos, semillas de mostaza, mayonesa sriracha, cebolla morada y arándanos. La mezcla de sabores es tremenda, con una intensa carne de cordero que se abraza con los encurtidos y el resto de los aliños. Un parcito que lo tiene todo para ser un hit.
Caoba Bar
Alonso de Córdova 4156, Vitacura.
@caoba.bar