Acaba de llegar a Chile Alpirsbacher Klosterbräu, la cerveza alemana más premiada del mundo, heredera de una tradición centenaria de los monasterios medievales construidos en el siglo XI en Baden-Wurtemberg. Fue ese lugar donde que a fines del 1800 la familia Glauner -propietaria de la marca hasta hoy – dio vida a esta cerveza que ha manteniendo en cada una de sus variedades las recetas originales. Parte vital de su materia prima son las aguas que utilizan en su producción, las que son recogidas de la misma fuente del río de la Selva Negra alemana, afluente que posee las aguas más blandas y puras de toda Alemania. Así y desde su fundación, el agua no somete a ningún tratamiento.
Estuvimos en el Bar Nacional de El Bosque probando cuatro de las variedades que ya están disponibles en el mercado nacional, partiendo por la Spezial, cerveza lager de 5,2 °, ligera, fácil de tomar, un poco más amarga a lo acostumbrado del paladar chileno pero muy agradable. La Weizen Hefe Hell, cerveza de trigo con 5,5° posee la estructura que se espera de este tipo de cervezas. Con un sabor ligeramente dulce – con notas a plátano -, es la compañía ideal para unas machas a la parmesana, que dicho sea de paso en el Bar Nacional saben preparar muy bien.
Es entretenido cuando una cerveza se va mostrando por capas, y eso fue lo que nos ocurrió con la Klosterbräu Zwickel, de 5,4° y espuma muy cremosa, que al beberla parte con un frescor y sutiles notas especiadas, pasando luego a esa característica nota amarga – típica del lúpulo -, para terminar con un rico sabor malteado. No puede faltar una variedad negra, y ahí está la Kloster Dunkel, intensa y de 5,2°, con notas a chocolate, caramelo y frutos secos. Ojo que se acaba de incorporar al portafolio una quinta variedad, la Pils, muy aromática y de suave amargor.
Alpirsbacher Klosterbräu está disponible en los restaurantes Fukai y Bar Nacional El Bosque.
Venta directa en www.chelsea.cl
Fotografía: esmmagazine.com