El Itata profundo, ese de parras centenarias, fue el escenario elegido por Leonardo Erazo – Enologo jefe de la viña trasandina Alto Las Hormigas – y su amigo y entusiasta del vino Justin Decker, para desarrollar Rogue Vine, un proyecto muy singular y representativo de un terroir único de Chile. Con una producción limitada – que en algunos casos llega a solo una barrica -, a través de técnicas artesanales que permiten mantener intactas las características del vino – aquí no hay rectificación de la acidez ni del azúcar -, además del uso de viejas barricas que evitan los aportes del tostado, nos encontramos con una sorprendente línea de vinos frescos y de gran carácter. De ellos, probamos una mezcla blanca, dos mezclas tintas y un “insolente” carignan. ¿El resultado?
Super Itata (blanco) 2011. Solo 270 botellas, lo que equivale a una barrica, fue la producción de este gran vino que nace de viejas parras que crecen en suelos de granito en las colinas del Itata. De color amarillo dorado, esta mezcla a base de Chardonnay y en menor cantidad de Moscatel, tiene una nariz frutal con toques a durazno y frutos secos como la almendra, la que avanza en complejidad con notas a mantequilla y minerales. Su boca elegante y de buen volumen, trae una marcada acidez y un final largo y salino, que lo hace ideal para acompañar platos frescos como una Ensalada de tomate y mozzarella o un Lenguado al sartén con salsa a base de mantequilla.
Grand Itata (tinto) 2013. De viñedos ubicados a escasos 12 km del mar, en la zona de Guarilihue, proviene este fresca mezcla de Cinsault y Pais, un ensamblaje que trae de vuelta el verano, para beber y beber bajo largas jornadas en la terraza. Limpio y con un sutil color rubí, su nariz es pura fruta donde frutillas frescas, ciruelas rojas y guindas ácidas se dejan sentir junto a notas a bosque y piedras. Su boca – consecuente en nariz – es fresca, de acidez alta y taninos bajos y redondos. Ligero y muy frutal, es un buen compañero de un Pollo al estragón con verduras salteadas o una Ensalada césar.
Super Itata (tinto) 2011. Al igual que su “hermano” blanco, aquí hay solo una barrica – en este caso exactamente 283 botellas – del tinto más elegante de la línea. Son 3 cepas – Carignan, Malbec y Syrah – de viejas parras de entre 50 y 100 años que Erazo supo mezclar a la perfección para dar con un vino de gran complejidad. De color purpura con ribetes violetas, este vino recuerda a moras y casis, frutas que se combinan a notas especiadas – pimienta negra – y a tierra húmeda. La misma fruta, se deja sentir en una boca de acidez alta y taninos jóvenes, lo que permite fácilmente guardarlo por 5 años más. ¿Maridaje? Un Asado de tira con puré de zapallo camote o un Costillar de cordero con merken y espinacas a la crema vienen perfecto. Eso sí, para disfrutarlo en todo su esplendor, hay que decantarlo antes de servir.
El Insolente Single Vineyard 2008. Si hablamos del Itata profundo, no podía faltar un Carignan, en este caso, la primera cosecha de Rogue Vine. Producido con uvas de parras de más de 60 años, presenta un color granate – producto de sus 6 años en botella – y una complejidad con notas a mermelada de mora y licor de casis, lo que se va potenciando con toques ahumados y minerales como la pizarra. En boca sus taninos maduros y su « insolente » acidez, crean un ataque potente que da paso a sabores frutales y un final mineral, rico y fácil de beber. Preparaciones grasas como un Lomo vetado a la parilla o una Ternera en Blanquette son una gran armonía.
Más información en roguevine.com
Fotografía: Rogue Vine.