
En esta nueva ruta recorrimos singulares bares y restaurantes cuyas propuestas incluyen una coctelería auténtica, diversa, que es fiel reflejo de cada lugar y de lo que se bebe con ganas esta temporada en la capital.
Chachán: en una sanguchería.
Lo que partió como un pequeño local de sabrosos sánguches de inspiración coreana en calle Galvarino Gallardo en Providencia, rápidamente se convirtió en un éxito, ampliando su oferta a nuevas variedades y abriendo un segundo y amplio espacio en Av. Salvador. Ahí, Chachán no es solo una sanguchería, sino también un bar, cuya coctelería muestra gran oficio y equilibrio.

Cherry Bomb ($ 8.300). Perfecto como aperitivo y alternativa al spritz, este fresquísimo y perfumado coctel es una alegre combinación de gin, St. Germain, syrup de lemongrass, zumo de limón y tónica Tomas Henry Cherry Blossom. Con un marcado perfil floral aportado por la tónica – particular versión que trae notas florales de los cerezos en flor –, juega también con toques frutales y cítricos y una sensación efervescente en boca.

Intention ($ 7.000). Whisky Jameson, Disaronno, mix cítrico, syrup de lemongrass y albúmina dan vida a esta interesante combinación de perfil dulce y cálido que parte con una rica y abundante espuma. Vainilla, miel y frutos secos juegan aquí con notas cítricas que terminan por dar el balance necesario a esta combinación que va y viene entre diferentes matices.
Av. Salvador 1405, Providencia.
Bao Mamba: en un bistró asiático.
Bao Mamba es el restaurant de cocina asiática que el destacado chef Cesa Sierra abrió el 2021 y que hace pocos meses se trasladó a un local más grande, donde antes funcionaba La Cava del Sommelier. Ahí y mientras desde su cocina desfilan atómicos baos y sabrosos munchies, su barra sorprende con una propuesta de coctelería con sello propio y que funciona muy bien junto a sus platos.

Sour Mamba ($ 7.000). Lo primero que sorprende de este cóctel es que está elaborado con una versión chilena de baijiu, el destilado de mayor consumo en China. Hecho a partir de granos de sorgo y arroz en una destilería de Casablanca, es una explosión de aromas que aquí es mezclado con sake japonés, syrup cítrico, limón y toques de wasabi y té matcha. El resultado es un sour muy perfumado, elegante y que funciona perfecto como aperitivo.

Pinche Cat ($ 7.500). Esta combinación de tequila, mezcal, jugo de piña ahumado, pomelo, limón, syrup de tomillo y Campari es un cóctel que lo tiene todo para ser un hit. Las notas ahumadas de la piña, protagonista absoluta, juegan en perfecto balance con los destilados y son abrazadas por los matices del resto de los componentes frutales, concluyendo con el remate amargo aportado por el Campari.
Gral. Holley 109, Providencia.
Signore: en una pizzería y bar italiano.
La pizzeria Signore lleva años instalada en pleno Sanhattan y sus pizzas gozan de una fama merecida. Pero pocos saben que también este lugar es un bar italiano con una barra bien surtida y donde productos como el Amaro, el Campari y el Limoncello son protagonistas. Así, su barra despacha notables cocteles italianos, spritzs y negronis que no se encuentran en otro lugar de la capital.

Amalfi Summer ($ 6.700). El Limoncello se combina aquí con Prosecco y un top de agua gasificada para dar vida a un clásico spritz de la costa amalfitana. Fresquísimo, efervescente y muy balanceado, este cóctel que viene decorado con hojas de menta y rodajas de naranja – que aportan en capas aromáticas – es sinónimo de terraza, atardecer y amigos.

Amaroni ($ 6.700). Parte de su preciada selección de Negronis, esta notable versión tiene como factor diferenciador el uso de Amaro del Capo, tradicional licor italiano a base de hierbas y frutas, el cual toma aquí un rol en reemplazo del Vermouth en la receta tradicional del Negroni. Gin y Campari completan esta fórmula potente que va y viene entre lo amargo y lo herbáceo.
Av. Vitacura 2615, Las Condes.
Casa Sanz: en un restaurant vegano.
Instalado al interior del Hotel Bidasoa, Casa Sanz es una experiencia de alto vuelo inmersa en un espacio de exquisito diseño, con una propuesta de cocina vegana que es una de las mejores de su tipo en la capital. Su larga y bella barra roba las miradas y es el centro de una elegante coctelería inspirada en los clásicos de siempre que aquí brillan por las tardes.

Sake Sour ($ 6.900). Tremendo aperitivo resulta esta combinación de sake, pisco y jugo de limón, servido con una elegante y sutil espuma hecha con acuafaba, respetando así el carácter vegano del lugar. Fresquito, de rica acidez y donde el sake juega aportando sutileza, es un cóctel que abre las papilas para ir directo por alguno de los platos del lugar.

Bond 007 ($ 7.900) “Shaken, not stirred” dice James Bond cada vez que pide un Martini. El legendario personaje de las películas de espías hizo con esta frase, famoso al Vesper Martini, versión que mezcla vodka, gin y Lillet, licor francés de marcadas notas florales y frutales. En Casa Sanz lo recrean con la misma receta, dando como resultado un cóctel elegante, power y seco. Para paladares exigentes.
Av. Vitacura 4873, Vitacura.
El Huerto: en un clásico veggie.
Pioneros en creer que la comida liviana iba a seducir a los santiaguinos, la familia Fliman fundó en 1980 El Huerto en un barrio residencial que por entonces ni pensaba convertirse en polo gastronómico. Desde entonces han pasado nada menos que 42 años, los dos últimos provistos de una pequeña barra de aires provenzales que apuesta por una coctelería de autor muy ad hoc a su fresca y saludable propuesta.

Maldito Amor ($ 7.000). Especie de reversión del clásico Paloma, este cóctel mezcla tequila blanco infusionado en ají habanero, jugo de pomelo, jugo de limón y Aperol. Con un punto de picor que se puede pedir a gusto de manera que no sea invasivo y se equilibre con el alcohol, tiene un perfil más seco que sorprende y donde el Aperol claramente aporta a un mejor resultado. Perfecto como aperitivo.

Sin Gamulán ($ 6.500). El Campari toma protagonismo en este cóctel donde es infusionado con albahaca, notable mezcla de sabores que le otorga otra dimensión a este clásico aperitivo que aquí se combina con jugo de naranja, jugo de limón y syrup de mandarina. Su perfil amargo y herbáceo – que juega con las notas frutales -, se puede equilibrar en intensidad al agregarle soda, la cual sirven en una botella aparte.
Orrego Luco 54, Providencia.
Gracielo: en un bar con azotea.
Fue hace 3 años que Gracielo partió como el bar y espacio gemelo de un proyecto más ambicioso que incluía el restaurant Casa Garla, ambos desplegados en una icónica casona en la calle Cirujano Guzmán en Providencia. Hoy, este bar ocupa toda la casa, dos niveles más un rooftop donde convergen una ecléctica propuesta de tapas y una excelente coctelería de autor donde la técnica del fat wash es protagonista en su última carta.

Angel Caido ($ 7.600). Soberbia resulta esta innovadora mezcla de licor Pacharán Basarana, La Chupilca y licor Magdala. Y es que pocas veces se logra tal complejidad en cóctel, y aquí tres notables productos logran integrarse sin perder su huella. El Pacharán marca territorios frutales en contrapunto a las notas picantes de La Chupilca, y ésta a su vez, juega con la exuberancia del Magdala, sus naranjas amargas y toques florales. Todo termina con una sensación aterciopelada en boca.

Rey Midas ($ 8.600) Un fat wash de brandy con aceite de oliva, Licor 43, zumo de mandarina, espuma de zapallo butternut y papel de oro, componen este cóctel de muchos matices que al igual que Angel Caído, tiene una rica complejidad. El Licor 43, con sus notas dulces, cálidas y maduras le otorga un carácter otoñal que lo convierte en un buen digestivo.
Cirujano Guzmán 194, Providencia.
Aligot: en un restaurant francés.
Este restaurante que debe su nombre a un famoso plato francés, cuenta desde hace meses con una entretenida propuesta de after office, con platillos y cócteles que, publicados en su pizarra, atrae a curiosos y ejecutivos que trabajan o visitan el sector de El Golf. Es así como en su terraza de inconfundibles aires parisinos, Aligot despacha cócteles que, sin ser innovadores, juegan con las recetas de los clásicos europeos.

Le Grand Fizz ($ 7.000). Una gran copa balón es la que contiene a este cóctel largo, refrescante y que funciona como alternativa al Gin & Tonic. Mezcla de gin, St Germain, limón y soda, se trata de un clásico que aquí preparan con oficio y que después de beberlo, es difícil no tentarse por una segunda ronda.

Martini Tio Pepe ($ 7.000). Los amantes del Manhattan encontrarán aquí un cóctel de todo su gusto, elegante, seco, pero también fresco. Lleva gin, Tio Pepe y Amargo de Angostura, mostrando ciertas notas florales y a frutos secos que le otorgan algo más de matices y lo hacen un buen candidato para cualquier época del año.
Isidora Goyenechea 2890, Las Condes.
Puelo: en un café de especialidad.
Más allá de un clásico café de especialidad, Puelo ha desarrollado una notable propuesta que lo hace un lugar para todo el día. Desde su atómico brunch por la mañana y siempre de la mano de materias primas orgánicas y sustentables, el viaje continúa por las tardes con una carta donde aparecen notables platos que pueden ser acompañados de una incipiente coctelería de autor.

Puelo 43 ($ 8.000). Sorprende el equilibrio, efervescencia y notable sabor de esta especie de spritz a base de Licor 43 – atentos a este licor que es un viaje entre notas florales, dulces y cítricas – y espumante brut. Refrescante y muy versátil, es un cóctel ideal para la terraza a esa hora en que cae la tarde.

La Rosa del Puelo ($6.900) es una mezcla de gin, limón, syrup de rosas y jengibre, elegante y suavemente dulce, que lo hace un gran candidato para el aperitivo. Su suave capa de espuma es la antesala a un brebaje fresco, frutal y que remata con un sutil picor que termina dando un rico contrapunto.
Las Catalpas 1522, Vitacura.
AdeEne: en un restaurant de producto chileno.
Sin mucho ruido, AdeEne abrió sus puertas a fines del año pasado en plena esquina de Nueva Costanera y Juan Baustista, con una propuesta que rinde homenaje al producto chileno y platos que combinan lo clásico con recetas de autor. En armonía a su propuesta, su carta de coctelería tiene un apartado de coctelería criolla que es un viaje a la memoria y lo mejor, elaborada con notables materias primas.

Melvin ($ 7.900). Una versión moderna y fancy del clásico melón con vino es este refrescante y aromático cóctel que parece la mejor forma de comenzar a viajar por esta nueva propuesta. Lleva Chardonnay de Viña Leyda, Pisco Espíritu de los Andes y un gran hielo de melón tuna, el cual a medida que se va derritiendo, evoluciona a un perfil más dulce y frutal, sin perder frescura.

Dame una de esas Vainas ($ 7.900). Si el anterior es para partir, éste es para terminar. Vino Asoleado de la Viña Erasmo, cacao, pisco Mistral Nobel y nuez moscada es la receta de esta reversión de la clásica vaina, que aquí seduce por su rica textura cremosa que no pierde en frescura. Es sabroso y balanceado, con sutiles notas a barrica tostada que hacen match con el cacao.
Nueva Costanera 3950, Vitacura.