Desde hace al menos cinco años, es cada vez más frecuente encontrarse con enólogos que se lanzan con nuevos proyectos. La libertad de hacer sus propios vinos, de explorar nuevos terruños y variedades, es una fuente de inspiración para personas como José Francisco González, quien junto a su mujer y también enóloga Trinidad Fuenzalida, crearon Tringario, un proyecto familiar que explican “nace de la enorme inquietud de poder hacer los vinos que a nosotros nos gustan, y de la manera que a nosotros nos gusta”. El resultado son vinos hechos con pasión y convicción, una filosofía que se refleja partiendo por el nombre elegido para cada una de sus líneas, pasando por sus cuidadas etiquetas, hasta por supuesto y lo más importante, el vino.
Un Carmenere y un Cabernet Sauvignon forman parte de Alma 2015 ($ 8.900), tintos con los que buscan la tipicidad de la cepa, algo que parece sencillo pero que no es fácil de lograr. En ambos vinos – que incorporan un porcentaje menor de otras variedades en su mezcla -, la fruta domina a sus anchas: moras y ciruelas secas en el Carmenere; frambuesas y cassis en el Cabernet Sauvignon. Algo de notas terciarias – como las especias dulces el primero – se dejan sentir en estos jóvenes vinos que aún tienen mucho que mostrar.
Uvas de Petit Verdot, que originalmente iban a ser parte de una mezcla, dan forma a Vastardo 2015 ($ 12.900), un vino “que no debería haber nacido”, pero que dado la calidad de la uva, decidieron que debía tener un mejor pasar. La V en el nombre – la palabra correcta es “bastardo” – juega aún más con el concepto de “error” en este vino de carácter gastronómico, con una producción de solo 700 botellas y notas que bailan entre frutas negras, especias y algo floral. En boca se siente equilibrado, con una rica tensión y taninos bien marcados.
Recién lanzado, 1000 Botellas 2016 ($ 7.000) es un rosado a base de Syrah y Cabernet Franc, que llama al verano con su nariz frutal que huele a frutillas blancas y a guindas. De acidez chispeante, crocante y fresco en boca; para beber bien frío junto a unas tablas de charcutería y quesos como el manchego. Lo que también hay que saber de este rosado y que lo hace notable, es que se trata de un proyecto social, ya que las utilidades de cada una de sus 1000 botellas – que vienen numeradas – serán donadas a la Fundación María Ayuda.
Los vinos de Tringario se pueden encontrar en tiendas Vinomio, Santiago Wine Club y Les Dix Vins de Santiago; La Cava del Pescador en Concepción; Vinizio en Valparaiso; Santo Vino en Iquique; y en La Vinogarage y Vinonauta en Santa Cruz.
Hola! Fui a una feria del vino organizada en PArque Arauco el año pasado y entre tantos vinos que probé, este fue uno de mis favoritos. Tringario Vastardo Petit Verdot 2015. Quiero comprar más…. dónde venden? Saludos!
Hola Clara, puedes contactar a su enólogo al mail jose@tringario.com, suerte!