
El wine bar que nació en Bellavista y se consolidó en La Dehesa, acaba de reinventarse con una propuesta de fusión de sabores orientales que convive con su carta de cocina tradicional, ello, como siempre, junto a una sólida selección de vinos.
Hay espacios resilientes, que gracias al tesón de sus dueños y de su equipo logran superar obstáculos que dejarían a la mayoría en el camino. La mayoría de los restaurantes sobrevivientes a la pandemia son parte de esta camada, pero hay algunos que han ido más allá en su afán camaleónico.
Uno de ellos es Barrica 94, un wine bar que por el año 2014 abría sus puertas con bombos y platillos en uno de los polos gastronómicos y turísticos de la época, el Patio Bellavista. Su apuesta era novedosa es sus tiempos, cocina chilena reinventada (nada de deconstrucciones ni de espumas, sólo productos y recetas con un leve giro personal) acompañada por una carta de vinos amplísima e inquieta, cambiante tal como la viticultura nacional.

Fue un éxito de público hasta octubre de 2019, cuando Bellavista dejó de ser una opción para empresarios y público. Tras el estallido social rápidamente tomaron camas y petacas y se cambiaron de barrio al Mall Vivo Los Trapenses.
Y fue en esta nueva casa donde los cambios no pararon. Mantuvieron su hilo conductor con el vino chileno, con etiquetas que van desde lo más tradicional hasta vinos de pequeños productores y con más de una joya escondida (Andes Plateau Chardonnay Cota 500, Terranoble, CA2 Carmenere, La Fábula Cinsault); pero frente a un nuevo barrio con un público diferente, decidieron sumar conceptos a su carta de cocina.

Aún quedan platos icónicos de raíz nacional como su Crocante de Prieta, aunque al mirar su oferta, está cada vez más claro que lo suyo ya es cocina internacional. Durante la pandemia decidieron reinventarse nuevamente y comenzar un delivery de tintes orientales y fue tal el éxito, que ahora es parte de su carta regular bajo el nombre de Taru, barrica en japonés
Sus recetas apelan a algunos grandes éxitos locales, sashimis, nigiris y rolls, pero con algunas notas de personalidad que los hacen diferentes.

Partimos la visita con un Tataki Mixto, versión de un Sakana Tataki con un mix de salmón, atún y pulpo macerados en una mezcla de soya, limón y aceite de sésamo, un mix que claramente se aleja de la receta original, y que si bien se siente sabroso, mejoraría con un corte de pulpo en dados en vez de láminas.
Pedimos un Sashimi Mixto, la prueba de fuego en cuanto a calidad de sus pescados y nos encontramos con un excelente salmón, un pulpo sabroso y un atún que cumplió, aunque el plato en general se hubiera apreciado de mejor manera con un corte más grueso.
Una de las mejores expresiones de esta nueva carta se sintió en sus Nigiri, todos dueños de un buen arroz que aporta el sabor justo y que se desgrana de a poco al momento de probarlo.

Partimos con el Nigiri Uma, panza de salmón atlántico sopleteado servida con una nota de buen aceite trufado, coronado con un huevo de codorniz y terminado con escamas de sal de Cahuil, un bocado de varias capas, donde primero se siente la nota ahumada, luego un suave aroma a trufa para luego explotar en la mezcla de salmón y yema, todo levantado por la nota crocante de la sal.
Por el mismo camino intenso va el Nigiri Sake Huancaína, donde un filete de salmón va adornado con una pequeña pero intensa línea de salsa huancaína que aporta un suave picor y rematado con camote frito que aporta textura.

Hay una preocupación especial por el público vegano y eso se siente en el Nigiri Beterraga, donde el montículo de arroz va coronado por una sabrosa lámina de remolacha confitada. Una receta que sorprende y marca un camino interesante.
Lo mismo se siente en el Umami Roll con tofu marinado furay, cebollín envuelto en palta, salsa miso con ajo negro, quinoa blanca frita y palitos de wantán; sabrosa receta donde la salsa hace gran parte del trabajo.

Si se prefieren sabores algo más potentes recomendamos el Spicy Tuna Roll, palta, ají verde, camarón furay envuelto en ciboulette, cubierto por tartar de atún spicy.
Más elegante se siente el Sake Bushi Roll, donde carne de centolla se mezcla con bastones de pepino, todo envuelto en arroz, láminas de palta con un topping de masago. Una receta ideal para los que prefieran sabores más delicados y finos.
Uno de los makis más sabrosos que probamos fue el Sake Bushi Roll; salmón, camarón, queso crema (en dosis bajas) envuelto en salmón y cubierto con salsa haneda y katsuobushi, ese sabroso aliño de pescado seco y suavemente ahumado.

Esta primera carta oriental de Barrica 94 puede parecer fuera de contexto, pero al conocer su historia se ve que sólo parte de su evolución.
Sus primeros pasos se sienten aún genéricos, hace falta más riesgo para crear recetas nuevas que lo distingan y lo conviertan en un imprescindible del barrio, tal como su carta de vinos y sus platos más tradicionales lo han hecho.
Barrica 94
Av. José Alcalde Délano 10533, local 1508, Lo Barnechea.
@barrica94