Corren vientos de cambio en el Valle de Curicó. Las tradicionales etiquetas van pasando a la historia y ahora la apuesta no es solo renovar sus grandes clásicos, sino innovar con nuevas cepas o frescas mezclas. Aquí va una selección de 4 vinos tintos – entre debutantes y nuevas cosechas – para tomarle el pulso al nuevo Curicó.
[MILLAMAN] PAYA MALBEC 2012. Esta es la segunda cosecha de un Malbec que sorprende por su particular carácter y frescura. De uvas provenientes de un viejo viñedo ubicado en Sagrada Familia, posee una rica complejidad donde se mezclan las notas a fruta negra como la cereza y la ciruela – muy típicas de la cepa -, además de notas florales como la violeta, especias como la vainilla y algo de frutos secos. Es boca es vibrante, jugoso, con una estructura que lo hace sentir sedoso y muy elegante. Unas empanadas de mechada y cebolla caramelizada le vendrían muy bien.
[VIÑEDOS PUERTAS] OBSESION 2012. Muy fácil de beber, esta mezcla de Malbec, Carmenere y Cabernet Sauvignon pasa 12 meses en barrica lo cual casi no se advierte sino fuese por el aporte a esas notas especiadas, que aquí se lucen entre el clavo de olor, la nuez moscada y la pimienta negra. A ellas, se suman notas a berries, las que recuerdan a arándanos y moras, además de frutas negras. De marcada acidez, en boca se siente fresco, equilibrado y con un carácter que lo hace ideal no solo para compartir un buen asado, sino para la una larga sobremesa.
[MIGUEL TORRES] CONDE DE SUPERUNDA 2010. Ya es todo un clásico – se vinifica hace por lo menos 15 años – por lo que no debería estar en esta selección, pero año a año evoluciona y en esta cosecha su mezcla está compuesta de Tempranillo (59%), Cabernet Sauvignon (16%), Monastrell (21%) y Carmenere (4%), todo proveniente del fundo Santa Digna, a 7 km al sur de Curicó. Con una producción de siete mil botellas, este de esos tintos para masticar, profundo, complejo y poderoso. Aquí, las cerezas, el pimiento morrón y los arándanos conviven en un rico equilibrio donde también hay lugar para el chocolate y tímidas notas de café. Sin duda, uno de los grandes tintos de Curicó.
[ARESTI] TRISQUEL MERLOT 2014. Hace un par de años, la línea Trisquel llegó a renovar el portafolio de Aresti, con vinos más jugados y que buscan su propia identidad. Este Merlot, es una de las últimas incorporaciones y vaya si es toda una curiosidad, hasta el punto que al beberlo, se escapa de cualquier otro Merlot conocido. Y ahí está la gracia, de este tinto que nace en la Precordillera de los Andes – nada menos que a 1245 mts de altura – , que huele a hojas de tomate, fruta fresca e incluso algo que recuerda a los espárragos. Redondo, de taninos amables y final largo. Todo un descubrimiento.