Jerome Reynes, el empresario francés que partió con Le Fournil y Cuerovaca, los que vendió para luego enfocarse en Bocanariz y más tarde en Uncle Fletch, sabe como diseñar experiencias. Su denominador común no es solo un servicio entrenado, o las nobles materias primas que pone en manos de talentosos cocineros, sino también, su olfato para recrear – o mejor dicho rescatar – ambientes que den sentido al lugar. Un concepto que ha amplificado sobre todo en sus últimos proyectos, como La Fabbrica, en el cual recuperó una antigua construcción de estilo italiano – la Casa Maroto -, para convertirla en un flamante restaurant de cocina italiana. Casi paralelamente, y con otro símbolo de la ciudad, dio una nueva vida al abandonado Castillo Forestal, una edificación de influencias francesas ubicada frente al Museo de Bellas Artes y que data de principios del siglo veinte.
Convertido ahora en una brasserie, el Castillo Forestal es un refugio donde los productos chilenos dan vida a platos de inspiración francesa. Comandado por su chef ejecutivo Jose Luis Marín – con una trayectoria que incluye las cocinas de restaurantes como Trattoria Rita y La Perla del Pacífico – su recién estrenada carta trae preparaciones cuyas recetas son un desfile de productos endémicos, casi todos con denominación de origen. Para partir, nada mejor que una estimulante Sopa de Cebolla, cuya versión “Bellas Artes” ($ 7.900) viene con unos ostiones de Atacama a punto y pochados en un caldo de cebolla al merkén. De lleno en las entradas, imperdible es el Tártaro Mediterráneo (7.900), que trae un filete de res perfectamente picado al cuchillo en una intensa combinación que suma merkén, aceitunas de Azapa, sésamo, albahaca y parmesano, acompañado de hojas verdes y papas fritas caseras. Más fresco aún, el Dúo de Tártaros del Mar ($ 7.900), es una preparación que a un lado trae salmón mezclado con pequeños trozos de tumbo – un fruto típico del norte -, que le otorga un delicado y especial sabor frutal, y por otro, atún con brunoise de papaya y especias, pero donde la salvia gana más protagonismo.
Más sabores chilenos, abundan en platos de hermosa presentación como el Camarón U5 a la grilla y Loco ($ 12.900), que llega montado sobre quenelle de papa y “migas” de longanizas ahumadas de Chillán, lardon crocante y base de crema de crustáceos y piquillo al merkén, toda una odisea de sabores. Notable es también el Solomillo a la Mostaza ($ 6.900), acompañado de unas sabrosas lentejas con tocino crocante y Arrope de Chañar junto a vegetales baby; o para ver el cielo, unas tiernas Costillitas de Cordero Magallánico ($ 16.900), cocinadas al tomillo a baja temperatura y acompañadas de unos increíbles y crocantes gnocchis verdes al orégano, con tartare de aceitunas de Huasco y tomate, ajo chilote confitado y jugo mediterráneo.
Para el momento dulce, un postre ideal para compartir es Todo Chocolate ($ 4.900), una delicia donde el chocolate llega montado en tres tiempos: tarta, helado y crocante, todos con Sal de Cahuil. Más liviano y muy fresco, resulta el curioso Carpaccio de Piña ($ 3.300), preparado al tomillo y canela, con rica-rica, albahaca y reducción de caramelo. Y si aún queda tiempo, no hay que dejar de visitar el Museo del Juguete ubicado en el subterráneo del mismo restaurant. Un gran comienzo, de lo que esperamos sea una larga vida para este renacido Castillo Forestal.
Castillo Forestal.
Av. Cardenal José María Caro 390, Santiago Centro.
Fono 2664 1544
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Fotografía: loogares.com