“Marchigiana” es el gentilicio femenino de las personas que viven en Marche, Italia. Fernanda Torresi, la “nonna”, llegó desde esa región en 1949 con tres hijos a cuestas y fue la primera mujer que se dedicó a la gastronomía en Mendoza – de ahí su importancia en la cocina mendocina -. Es así como a su llegada, la “nonna” decidió continuar con lo que hacía en Italia: alimentar a los trabajadores de la zona. ¿Su receta? Sabores mediterráneos, amor por las cosas simples y vocación de servicio. Con estas bases, creó La Marchigiana, restaurant que ha pasado de generación en generación. Primero fue su hija María Teresa, quien y tras nada menos que cuarenta años a cargo de la cocina, traspasó el mando a su hijo Fernando, quien a su vez, fue relevado por su hijo Santiago, actual mandamás de este clásico mendocino.
Ya lo decíamos, aquí el servicio es lo primero, lo cual comprobamos con la simpática y cordial atención de Eduardo, un garzón que nos hizo sentir como en casa, tal como suponemos, lo hacía en sus inicios la “nonna”. Para comenzar, probamos una Aceitunas apanadas y rellenas de carne (AR$ 49), seguido de unos Capeletti a la Caruzzo – una masa rellena de carne de vacuno y ave, que viene con crema de ave, jamón dulce y queso, todo gratinado – (AR$ 105) y un Raviolón de ricota y nuez con crema de brócoli y panceta (AR$ 109). Todo, pero todo delicioso. Acompañamos los platos con una copa de Chardonnay y Malbec de la bodega Nieto Senetiner (AR$ 30).
Como dice la primera página del libro que conmemora los 50 años del restaurant: “… y si el momento es grato se lo vive en buena compañía, súmele un buen vino de Mendoza, y será, sencillamente un momento irrepetible“. Y así fue.
La Marchigiana.
Patricias Mendocinas 1550, Mendoza.
Más información en www.marchigiana.com.ar
Agradecemos la colaboración de Agustina Romero.