Doña Dominga, todo un clásico del Valle de Colchagua, da un paso más en calidad e imagen con su nuevo Gran Reserva, vino que llega a reforzar la relación con su tierra y su gente, reflejo de la tradición familiar de Viña Casa Silva.
Los vinos Doña Dominga comienzan a gestarse a fines de 1997, pero no es hasta 1999 que se lanzan los frutos de su primera cosecha con una perspectiva moderna e innovadora, incorporando al mercado un vino con una excelente relación calidad y precio. Generando así una relación con amantes del vino que son atraídos por su autenticidad, sus aromas y sabor, así como el reflejo de la tierra donde nace y su gente.
Con más de 20 años en el mercado, Doña Dominga toma su nombre e inspiración de la hija mayor de la sexta generación de la familia Silva, Dominga Silva Castelblanco, quien además se ha incorporado con entusiasmo y pasión al trabajo de la viña, inspirando así, a las futuras generaciones, su compromiso y respeto por mantener la tradición vitivinícola de la familia.
El nuevo Doña Dominga Gran Reserva aborda esta nueva etapa con sus cepas Carmenere, Cabernet Sauvignon y Merlot, que reflejan con sinceridad los atributos propios de vinos de la categoría a la que pertenecen, ofreciendo un gran valor a quienes siempre lo han elegido y a nuevos amantes del vino. La totalidad de las uvas utilizadas para estos 3 nuevos Gran Reserva provienen de viñedos propios de Viña Casa Silva a los pies de los Andes, del Valle de Colchagua.
“Doña Dominga es parte del corazón de Viña Casa Silva, hemos llegado a un vino que ofrece una alternativa precio/calidad excepcional, con estilo propio y sincero, hecho a partir de nuestras uvas, y DO del valle de Colchagua, un vino 100% sustentable” enfatiza Mario Pablo Silva, CEO de Casa Silva.
La etiqueta del nuevo Gran Reserva es una ilustración dibujada en tinta negra con líneas sobre papel fabriano para lograr el efecto de un grabado, se quiso expresar el trabajo y entorno del Valle de Colchagua con elementos naturales del entorno de la Viña, por medio de una representación de Doña Dominga inserta en un paisaje de viñedos sus uvas y un huaso con su caballo que la acompaña, tradición de Colchagua.